Un día, Zorro invitó a comer a Cigüeña. Después de hacerle una broma, se sintió muy satisfecho de lo listo que era. Le sirvió la comida en un plato llan**, lo que hizo que Cigüeña no pudiera comer nada con su largo pico. Pasaron unos días, y Cigüeña quiso devolverle la broma a Zorro. Así que lo invitó a cenar y le sirvió la comida en un jarrón alto y estrecho, donde Zorro, con su hocico, no podía alcanzar la comida. Al final, ambos aprendieron que las bromas pueden salir mal y que la verdadera amistad se basa en el respeto y la consideración. ¡Una historia llena de humor y enseñanzas!/div>br />/div>br />/div>br />/div>