Los juegos de construcción son de los que mayor éxito tienen entre los niños y uno de los que acompañan la actividad lúdica de los pequeños durante más tiempo. Se trata de un conjunto de piezas, de formas iguales o diferentes, con las que pueden hacerse múltiples combinaciones, creando distintas estructuras.
Desarrollan la coordinación óculo-manual, una habilidad que depende de la destreza manual indispensable para el aprendizaje, tanto en la vida escolar como en la vida cotidiana. Gracias a esto, los niños/as aprenden a ajustar los movimientos que relacionan la mano con un objeto.