El vino Marqués de Riscal Reserva pervive una historia, la historia, en definitiva, de la bodega más antigua de Rioja y la que mayor número de botellas conservaba ya en los años 1920, cuando ninguna otra bodega almacenaba todavía sus vinos. En Riscal fueron pioneros en la elaboración del vino moderno entonces, siguiendo las técnicas empleadas en Burdeos, y siguen estando hoy a primerísima línea. Sin duda, una gran bodega.
Las uvas con las que se elabora provienen mayoritariamente de cepas de la variedad tempranillo, plantadas con anterioridad a la década de los 70 sobre suelos arcillo-calcáreos de la Rioja alavesa. Los ligeros aportes de mazuelo y graciano suman frescor y algo de color al corte. Ésta parece ser la fórmula mágica con la que el Marqués de Riscal Reserva ha definido los cánones del clasicismo riojano, por su frescor, su finura y su gran elegancia, así como por su buen potencial de envejecimiento y su enorme versatilidad en la mesa.
Su precioso color cereza bastante cubierto y sus ribetes granates no muestran demasiados signos de evolución. En nariz desprende aromas de especias (vainilla, pimienta y canela) y cueros, así como de fruta (piel de ciruelas negras) y cacao. Pronto se sienten también finos recuerdos tostados y dulzones (coco) perfectamente integrados, gracias a la buena concentración de fruta madura. En boca es fino y elegante, de taninos delicados y redondos, tacto sedoso y oportuna acidez. En conjunto, resulta un vino de una gran suavidad, bien definido y fácil de beber. Su final es largo, balsámico (regaliz), láctico y comedidamente amargo.